No sé porque no puedo ser mi amante, fundirme en un abrazo y dejarme llevar por mis caricias. A veces, en la soledad de mi alcoba quisiera terminar esas interminables charlas conmigo en un trémulo placer vaginal, pero mi cuerpo se niega, mi razón no me abandona y me quedo en el amague de un sexo unipersonal.
Mil y un intentos, mil y una noches solitarias deseando poder adentrarme en la intimidad de mi vagina, recorrerla con los ojos cerrados, imaginar su forma, sus labios, sentir la exitación que poco a poco se apodera de ella y que lleva a mi corazón a galopar con más fuerza.
Tal vez es miedo a cerrarme más en esta soledad y al final de mis días quedarme sola conmigo y no necesitar nunca más el calor de otro ser...
4 comentarios:
Siempre se corre el riesgo de acostumbrarse demasiado a uno mismo y terminar por no querer nada más, pero depende, supongo, de como lo vea uno y por qué lo haga.
Si sumidos en la soledad el único consuelo que encontramos es el tenernos aún a nosotros mismos y por hacer callar al silencio nos seducimos a nosotros mismos es posible que terminemos por enamorarnos de nuestra imágen y terminemos por no necesitar más compañía que nuestra imaginación.
Si, por otro lado, nos entregamos a nosotros mismos en un viaje de autodescubrimiento, si apagamos el mundo unos minutos para poder escuchar que es lo que realmente queremos, entonces esto es sólo parte de esa busqueda dónde hemos de encontrar a quien nos completará.
¡Sonrie!
Esta vendría siendo la versión femenina de "Te van a salir pelos en la palma de la mano si te seguís tocando"??
Porque puedo afirmar con veracidad que no me salieron pelos en la mano, ni me quedé ciego, ni nada. It's ok.
generique lo dijo todo.
un beso.
generique: es verdad lo que decís, cuando logré diferenciar puede hacerlo.
cid:ahora me quedo más tranquila
contanza: yo tambien opino que no deja nada más que agregar.
Publicar un comentario